Los parquímetros
Llevo diez años viviendo en Polanco y tengo una relación de amor odio con mi colonia. De esos diez, cinco he sido “población flotante” y los otros cinco los he vivido aquí de tiempo completo, por lo que creo haberme vuelto más sensible a observar el deterioro y/o las mejoras de una de las zonas más privilegiadas de la Ciudad de México, pero también una de las más conflictivas.
En este tiempo he visto cómo hay momentos en los que el pavimento de las calles parece zona de desastre, las lámparas de los camellones están fundidas, las banquetas destruidas, el agua de las fuentes de color verde, los antros más ruidosos, los edificios más altos y el tráfico cada vez peor. También he vivido momentos en los que veo a la delegación reparando camellones, cortando césped, cambiando luminarias y a las grúas con cero tolerancia a coches estacionados en las banquetas. Creo que estos periodos de respuesta se dan “mágicamente” cada tres años que se acercan las elecciones.
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