Colección de ¡fraudes!
Las elecciones evidencian las divisiones que siempre existen en una sociedad. Elegir es a final de cuentas dividir. De un lado los rojos, del otro los amarillos, de uno más los azules, por ahí unos cuantos vestidos de verde charlatán y más allá unos pocos turquesas Chanel… Hay también los sin color, cada vez más, y también están aquell@a a quienes no gusta nadie e incluso quienes renuncian al derecho a elegir y ni siquiera se presentan a votar. El mundo es un universo.
Los momentos electorales también nos ponen a todos más sensibles que de costumbre y hoy el eco que dan las redes sociales lo evidencian aún más. En el mundo real, la decisión que cada quien toma por una opción política es cuestionada por la familia, por los colegas del trabajo, por los amigos de toda la vida, por la amiga que se está divorciando y desvía su enojo hacia cualquiera que se le pone enfrente, por la vecina enojona, por el policía de la esquina, por el portero del edificio de a lado, por la señora del Oxxo, por los nuevos amigos. Las elecciones nos ponen a todos con la piel delgada, la lengua viperina y las descalificaciones ad hominem.
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Apología de las marchas
“El ideal creado por el partido era algo enorme, terrible, y brillante -un mundo de acero y hormigón, de máquinas monstruosas y terribles armas- una nación de guerreros y fanáticos, marchando hacia adelante en perfecta unidad, todos pensando los mismos pensamientos -trescientos millones de personas, todas con la misma cara.
George Orwell, 1984
“Son turbas de fascistas” dice una columna. “En esas marchas hay discurso de odio”, dice en radio un comentarista. “Esto es una confusión enorme, aquí sí hay democracia, esto no es una primavera árabe”, argumenta alguien más por ahí. “Son porros y acarreados, no son estudiantes”, vocifera alguien más.
La visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana se convirtió en el motor de un ciclo de protesta a nivel nacional, cuyo epicentro es la Ciudad de México y donde más fuerza parece tener hasta el momento. ¿La razón? La cobertura noticiosa del acto en el que el candidato puntero a la presidencia salió corriendo de esa universidad ante gritos de “¡fuera, fuera!” y las declaraciones de algunos líderes del PRI tras el evento que pidieron que “se investigara a los manifestantes”, como si fueran criminales.
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