Crucificar a Rosario Robles

Posteado por en May 14, 2014 en Columna, Género, Rosario Robles, SEDESOL | 0 comentarios

Una visión que aún no se ve. Caricatura tomada de Internet.

Una visión que aún no se ve. Caricatura tomada de Internet.

Rosario Robles parece una bruja de Salem. Una mujer cuya actuación en la política siempre causa polémica y que desde 1999 ha tenido prácticamente que apagar los fuegos de quienes han criticado su trabajo como Jefa de Gobierno del DF, presidenta del PRD, por sus relaciones amorosas, por ser ex perredista y ahora como Secretaria de Desarrollo Social, como la cara de izquierda del regreso del PRI.

A Robles han tratado de crucificarla desde que se incorporó al gabinete de Peña Nieto y algo hay de razón en las críticas, especialmente las más recientes. Sin duda en sus declaraciones del 30 de abril pasado sobre el programa Oportunidades y el número de hijos de sus beneficiarias, Robles estaba evangelizando, tratando de hablar sobre planificación familiar, pero mezclando equivocadamente un tema que precisamente Oportunidades ya se ha encargado con estudios de desmitificar: este programa no incentiva la natalidad, por el contrario, donde actúa bien se han registrado menos embarazos y un inicio de la vida sexual de las mujeres más tardío.

Pese a ello, pronto corrió un grupo de panistas a demandarle al Consejo para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) que emitiera una queja contra Robles y su presunta declaración discriminadora. Irónicamente, tanto el diputado Fernando Rodríguez como la diputada Beatriz Zavala hoy se manifiestan preocupados por una presunta declaración discriminatoria cuando ellos mismos en el pasado han actuado para negar derechos y discriminar con palabras a los grupos de la diversidad sexual. Pronto igualmente empezaron a correr las plumas de mujeres feministas, como Lydia Cacho, quien hoy califica a Robles incluso de “tirana”.

Tales reacciones y exageraciones se entienden. Después de todo, Robles no sólo es la secretaria encargada de conducir la política social de México, sino además con esa declaración Robles parece haberse transformado en un segundo de ser una feminista liberal en una neoconservadora del Partido Republicano que critica a quienes viven del estado de bienestar, como escribió el economista Gerardo Esquivel. De igual forma, la declaración de Robles sin duda invisibiliza también el grave problema que enfrenta México por el aumento de embarazos adolescentes, que tienen que ver más con falta de educación sexual, con marginación, pobreza y con matrimonios entre adolescentes, que con un programa que condiciona apoyos, como el de Oportunidades.

El lapsus de Robles no deja de ser en sí una mala elección de palabras, pero en el fondo la chispa también la encienden contra un personaje, contra una mujer en política. Después de todo, quién no recuerda cómo a Robles muchos le decían “la chacha” cuando se quedó al cargo del Gobierno del Distrito Federal, quiénes no recuerdan cómo su defensa de la primera liberalización del aborto en el Distrito Federal le trajo críticas de los sectores más conservadores del país, incluidos el PAN y la iglesia católica. Quién no recuerda cómo Rosario tuvo que posicionar su imagen como la de “una mujer con faldas” ante quienes dudaban de que una mujer pudiese gobernar la capital del país o dirigir al PRD.

Bien vale la pena preguntarse ¿Qué pasaría si las presiones porque Robles saliera del gabinete tuvieran eco? ¿A quién les gustaría ver en SEDESOL en lugar de ella? ¿No es acaso mejor que en un gabinete con tan pocas mujeres siga estando ahí una que además es aliada de los temas de género, una que cree y que ha trabajado por el acceso de más mujeres a cargos políticos?

Sí, Robles se equivocó brutalmente en el fraseo de sus recientes palabras y se ha equivocado en muchas cosas, más, pero ¿no sería más conveniente dirigir las críticas a otros secretarios como Luis Videgaray, quien de plano no ha dado una en el manejo de la economía del país? ¿No sería más conveniente demandarle a Peña Nieto que lo que pide al Congreso con la paridad lo aplicara a su gabinete e incorporara a más mujeres en el mismo, ya que hoy solo hay 3 mujeres en un gabinete de 20 personas? ¿No sería conveniente que ya le perdonen a Robles que colabore con el gobierno de Peña Nieto, pese a su herencia política? ¿No es acaso casi la misma situación de Patricia Mercado colaborando con el gobierno de Mancera, tan criticado por su falta de una agenda de izquierda?

Robles debería preocuparse, pero por su deficiente equipo de comunicación que no supo cómo responder a la avalancha de críticas. Robles debería preocuparse, pero por abrir más espacios de interlocución con organizaciones como GIRE y apoyar la campaña de prevención de embarazos adolescentes. Robles debería preocuparse, pero por revisar jurídicamente si el condicionamiento de los apoyos de Oportunidades es o no discriminatorio, es o no contrario a la Constitución. Robles debería preocuparse, pero por apoyar urgente y contundentemente la despenalización del aborto en Guerrero.

Al final, todos deberíamos preguntarnos ¿Por qué la vara con la que critican muchos a Robles es tan alta y no se hace lo mismo con otros integrantes del gabinete? Honestamente, yo prefiero que Rosario Robles siga ahí, pero que cuide mejor sus palabras y que vea este episodio como un aviso de que algo en su equipo no funciona.

*Publicada originalmente el 13 de mayo del 2014 en la sección Opinión del Grupo Reforma.

 

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