¿Reforma migratoria infame?

Posteado por en Jul 3, 2013 en Barack Obama, Columna, Reforma migratoria | 0 comentarios

La revista Foreign Affairs Latinoamérica está dedicada al tema de la reforma migratoria en su número de julio-septiembre.

La revista Foreign Affairs Latinoamérica está dedicada al tema de la reforma migratoria en su número de julio-septiembre.

Los hilos legislativos del Congreso estadounidense empiezan a tejer una reforma migratoria que busca mejorar el sistema de inmigración de Estados Unidos bajo dos pilares: la seguridad en la frontera, que busca detener la entrada de inmigrantes ilegales a territorio estadounidense, y el camino a la ciudadanía de unos 11 millones de personas que viven sin documentos en ese país y que son mayoritariamente nacidos en México.

El Senado acaba de hacer su trabajo y aprobó el Acta de Seguridad Fronteriza, Oportunidad Económica, y Modernización Migratoria del 2013, una propuesta que fue redactada por un grupo de ocho senadores, 4 demócratas y 4 republicanos, encabezados por el senador y ex candidato presidencial republicano John McCain, quien ha sido la voz más fuerte en el congreso que empuja una reforma migratoria desde la década pasada.

Normalmente, y dado que en él hay menos integrantes que en la Cámara de Representantes y porque ellos tienen más experiencia legislativa, el Senado estadounidense trabaja los temas más cuidadosamente, con menos premura y en general las leyes que salen de ahí son menos radicales, con un reflejo más exacto del apoyo bipartidista y más sólidas en técnica legislativa. Sin embargo, en esta ocasión la ley de reforma migratoria que salió del Senado concedió los argumentos de las posturas más conservadoras y radicales en torno al tema migratorio: construcción de más de mil 100 kilómetros de muro nuevo en la frontera con México y duplicar las fuerzas de seguridad.

Precisamente tales fueron los temas que más se destacaron en los medios tras la aprobación en el Senado. ¿Y cómo no? Si tal pareciera que los casi 20 años de integración económica entre México y Estados Unidos no existieran con la creación de un muro de esas dimensiones que separaría a mexicanos y estadounidenses como el que separa a israelíes y palestinos en el Medio Oriente. ¿Y cómo no enojarse? si se está militarizando la frontera más dinámica del mundo con nuevos agentes de seguridad fronteriza, con más drones no tripulados que lo único que harán es dificultarle la vida a la mujer mexicana que vive en Tijuana y que cruza la frontera todos los días para ir a trabajar a la zona conurbada de San Diego o al estadounidense que busca servicios privados de salud más baratos del lado mexicano.

El muro es una vergüenza ante la cual tanto el Ejecutivo mexicano, a través de la Cancillería, tuvo una reacción tibia y ausente, como bien señala Alexandra Délano en Letras Libres, y una reacción similar en el Senado mexicano, en las comisiones encargadas de asuntos exteriores. Ese muro se construirá si se aprueba la reforma en la Cámara de Representantes y no sé si nos tocará a los de mi generación ver cómo cae ese muro en algunas décadas, tal y como cayó el de Berlín a fines de los 80.

Sin embargo, la ley aprobada por el Senado vislumbra la dificultad en el largo camino que todavía tiene que recorrer en la Cámara de Representantes para ser una ley federal, porque pese a que los senadores que la impulsan y los activistas latinos quisieron vender la idea de que fue un consenso bipartidista, lo cierto es que solamente 14 de 46 senadores republicanos votaron a favor de la misma, con todo y las medidas de seguridad y militarización de la frontera.

De hecho, el voto de los senadores republicanos favorable a la iniciativa de reforma migratoria se entiende en gran parte a que de esos 14 solamente 3 enfrentan reelección al cargo en el 2014 y esos tres (Lamar, Collins y Graham) son muy populares en sus estados porque o han sido gobernadores o llevan ya varias reelecciones ganadas. El voto favorable de los restantes 11 republicanos se debe a que no enfrentan reelección el año que viene, a la influencia de John McCain y a que tienen aspiraciones presidenciales (Rubio).

En contraste, el año próximo los 435 integrantes de la Cámara de Representantes enfrentarán la reelección. Difícilmente los 234 republicanos en la Cámara apoyarán la iniciativa de reforma migratoria y de ellos quienes la aprueben lo harán a condición de que sea una versión mucho más dura que la del Senado, sobre todo en la ruta a la ciudadanía de los 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos.

Los activistas latinos y sus aliados en organizaciones como ACLU que defienden la reforma migratoria no pueden aún celebrar nada. Mucho dependerá de la habilidad del Presidente Obama de relacionarse con un Congreso opositor que prefiere el status quo del sistema migratorio a un cambio que la base de votantes republicanos no desea.

El debate migratorio se calentó ya en Estados Unidos, pero esto apenas es el comienzo. De llegar a aprobarse la reforma en la Cámara de Representantes, la versión que de ahí salga podría hacer que las medidas de seguridad aprobadas por el Senado parezcan inofensivas, convirtiendo a la reforma migratoria en una verdadera reforma infame.

PD: el número de julio-septiembre de la revista Foreign Affairs Latinoamérica está dedicado al tema de la reforma migratoria con textos del senador republicano Rand Paul, la periodista hispana Maribel Hastings y los académicos Agustín Escobar, Susan F. Martin, Rafael Fernández de Castro y Lindsay Lowell.

 

*Publicada originalmente el 2 de julio del 2013 en la sección Opinión del Grupo Reforma.