Marlon Brando, un actor llamado deseo
En los tranvías cabalgan los deseos y en los pisos vacíos crujen tarimas bajo el atropello carnal de lo prohibido. Mucho de eso saben los ángeles exterminadores, esa taxonomía que viaja a bordo del odio, el tormento, el sudor y el sexo. Animales salvajes sueltos en la tundra, estirpe inconfundible: aquí un coronel entre las sombras de la selva y de la locura, allí un macho otoñal entrando por el culo de una hembra extraviada, allá el irresistible pater familias del crimen organizado disfrazado de glamur, a lo lejos el caudillo de Roma en el laberinto del poder y al fondo del túnel...
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