La corrupción y la impopularidad presidencial
Publicado por Grupo Reforma el Oct 11, 2015 en Análisis, GOBIERNO Y POLÍTICA
A pesar de la importancia que se da a la economía o a la seguridad pública, la indignación ciudadana con los gobiernos de Latinoamérica estaría más ligada en estos momentos a la corrupción.
Alejandro Moreno
Las evaluaciones a la gestión de los presidentes en América Latina lucen divididas. Según el estudio Latinobarómetro 2015, el 47 por ciento de los ciudadanos aprueba la labor del Presidente en su país, frente al 46 por ciento que no la aprueba.
Pero esa opinión dividida es sólo un promedio estadístico de distintas realidades: en nueve de los 18 países participantes la aprobación supera claramente a la desaprobación, al grado de registrar más de 70 por ciento de evaluaciones positivas en Uruguay y Bolivia, y poco más de 80 por ciento en República Dominicana.
En contraste, en los nueve países restantes impera el descontento. La aprobación ciudadana al titular del Ejecutivo registra su nivel más bajo en Perú, Paraguay y Brasil, con menos del 30 por ciento, y con un 66 a 68 por ciento de desaprobación. Venezuela y México también forman parte del grupo donde la aprobación es comparativamente baja, con 30 y 35 por ciento, respectivamente.
El descontento social registrado por Latinobarómetro en varios países de la región refleja la desaceleración de las economías, según reporta ese organismo en su informe dado a conocer a finales de septiembre y disponible en www.latinobarometro.org. Con la excepción de Uruguay, Ecuador, Bolivia y Panamá, en donde las evaluaciones positivas sobre las condiciones económicas del país superan, por mucho, a las negativas, en el resto de los países el sentido de malestar económico es igual o mayor a la satisfacción. México, Brasil y Venezuela, por ejemplo, registran niveles de descontento con la economía de entre 49 y 61 por ciento. No obstante, el mismo informe del Latinobarómetro reporta que la percepción de que la economía es el principal problema del país ha venido disminuyendo gradualmente en los últimos años a nivel regional. En 2009, el 44 por ciento de los latinoamericanos consideraba a la economía como la mayor problemática; en 2015, sólo 34 por ciento la considera como tal.
En contraste, las percepciones de corrupción han ganado terreno. Y la impopularidad presidencial parece ligada a un creciente señalamiento de esa problemática por parte de los ciudadanos. Brasil es el caso más notable. Según reporta el informe, el 22 por ciento de entrevistados en ese país menciona a la corrupción como el principal problema nacional, el nivel más alto registrado desde el inicio del estudio, en 1995. Apenas en 2013 era el 9 por ciento, y en 2010, el 3 por ciento.
Este cambio de opiniones va de la mano con una aguda caída en la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff. El 29 por ciento de aprobación que registra en este 2015 contrasta con el 56 por ciento que tenía en 2013, con el 67 por ciento de 2011 y, ciertamente, con el 86 por ciento registrado por su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, en 2010.
Según los recientes datos del Latinobarómetro, 16 por ciento de los brasileños opina que el gobierno es muy o algo transparente, frente al 78 por ciento que cree que es poco o nada transparente.
En México, las cifras no son muy diferentes: 26 por ciento opina que el gobierno de Enrique Peña es muy o algo transparente, mientras que 72 por ciento tiene la creencia de que es poco o nada transparente. Es importante señalar que la encuesta se realizó en enero y febrero de este año en todos los países excepto en México, donde se llevó a cabo en noviembre pasado. Esto significa que la encuesta refleja el periodo inmediatamente posterior a los sucesos de Iguala, y a la par de los reportajes en torno a la Casa Blanca. Ya no captan lo que mediáticamente pudo significar la fuga de El Chapo Guzmán ni las controversias de las investigaciones en torno a la Casa Blanca, las propiedades de otros miembros del gabinete presidencial, como Luis Videgaray, o la “verdad histórica” declarada por el ex procurador Jesús Murillo Karam relativa a lo que sucedió con los estudiantes de Ayotzinapa.
A pesar de la importancia que se da a la economía, o incluso a la seguridad pública, la indignación ciudadana con los gobiernos puede estar más ligada en estos momentos a la corrupción. En promedio, 60 por ciento de los latinoamericanos cree que sus respectivos gobiernos no son transparentes. Los únicos casos en donde la mayoría sí lo cree así son Uruguay, República Dominicana (los países con los más altos niveles de aprobación presidencial) y Ecuador.
El impacto de las percepciones de corrupción en la popularidad presidencial es más fuerte que el impacto de la economía, por lo menos así lo muestra la encuesta Latinobarómetro 2015 en 18 países de América Latina y el Caribe. Como ejemplo, basta decir que quienes consideran a los gobiernos transparentes los aprueban en un 84 por ciento, mientras que quienes expresan satisfacción con la economía aprueban al gobierno en un 75 por ciento. Por el contrario, quienes señalan a los gobiernos como no transparentes los desaprueban en un 76 por ciento, y los que expresan malestar económico desaprueban también con un 76 por ciento.
Hoy por hoy, la corrupción explica un poco mejor que la economía a la impopularidad presidencial, al grado que aquella frase de campaña de Bill Clinton en 1992 requiere una reformulación: es la corrupción, estúpidos.
¿CÓMO SE HIZO LA ENCUESTA?
Estudio Latinobarómetro 2015, encuesta realizada a 20 mil 250 personas en 18 países de América Latina y el Caribe. Se hicieron entre mil y mil 250 entrevistas en cada país de manera personal en vivienda entre el 15 de enero y el 15 de febrero de este año. El margen de error estimado para cada país es de +/-3.0%.
Responsable del estudio: Corporación Latinobarómetro, Santiago de Chile.